Hay dinastías que han echado raíces tan fuertes en un club determinado que ya resulta impensable asociarlas a otros colores. Por caso, la historia ha convertido a los apellidos Le Fort y Frías Silva casi en sinónimo de Tucumán Rugby. Ambos linajes confluyen en Germán y Javier Le Fort, los hermanos que más partidos jugaron en el plantel del nuevo campeón regional. Ambos irradian ese amor de hermanos que sólo puede explicarse en un gesto o una mirada.

“Salir campeón con tu hermano es una alegría inmensa. Disfrutamos cada momento, que vale por todo”, asegura Germán.

“Nos entrenamos y a veces hacemos pesas juntos; estamos así todo el día. Por eso estoy muy contento de compartir la cancha y un título con mi hermano”, coincide Javier, aunque reconoce que al primero que abrazó cuando terminó el partido fue al primero que se cruzó: su primo Julio Frías Silva. “Fue un valor agregado haber podido compartir esto con primos hermanos, como son Julio y Matías Frías Silva, más allá de que el primero no haya podido estar”, agregó el mayor de los Le Fort.

El que los une

Quien no pudo asistir a la primera consagración de ellos en la primera “verdinegra” fue el nexo común, Raúl Frías Silva, que falleció este año. “A él se lo queremos dedicar. Fue siempre un fanático del club, dejó todo por él, hasta a su familia, y nos transmitió los valores de este deporte”, recordó emocionado Germán. “Mi abuelo hizo mucho por estos colores. Por eso este título también es de él, y de toda la gente del club que siempre está”, completa Javier.

Nueve años pasaron desde la que hasta el domingo era la última corona regional del club, conquistada en una atestada “Caldera del Parque” frente al mismo rival: Universitario. “Me acuerdo como si fuera ayer. Yo tenía 17 años y fue una fiesta tremenda. Sebastián Ponce jugó un partidazo. No me acuerdo a quién le dije que ‘Seba’ la iba a volver a ‘romper’ en esta final”, elogió Javier. “Yo estaba en M-14. Los jugadores del plantel superior iban a entrenar de vez en cuando a las divisiones infantiles, y eso nos motivaba a seguirlos mucho. Hoy nos toca compartir la cancha con algunos de ellos, como Sebastián o Martín Hernández, que te transmiten su experiencia”, agregó Germán.

El tan esperado título número 21 vino a cicatrizar ciertas heridas del pasado. “No entendíamos por qué no se nos daba a pesar de lo mucho que se trabajaba. Siempre estábamos cerca, pero al final nada. Nos decían que éramos un equipo joven con mucho por delante, pero ya estábamos cansados de escuchar lo mismo siempre, así que nos propusimos cambiar la cabeza. Creo que la clave de este campeonato estuvo en la madurez”, sostiene el hooker. “Creo que maduramos con respecto a la final del año pasado. Tratamos de no pensar lo que pasó ante Lawn Tennis y enfocarnos en este partido”, añadió Javier.

Germán retoma para repartir méritos: “acá hay mucha gente que también se merece esto, más allá de los jugadores. Hablo de entrenadores, mánagers, kinesiólogos, preparadores físicos, y mucha gente más. También me gustaría dedicárselo a mi novia Candelaria, que me banca en todas, y a mis amigos de la camada del ‘92. Este título logrado es de toda la familia ‘verdinegra’”.